Pues bien, en estos momentos de ocio he decidido escribir algo medio coherente y relevante... aunque ni tanto, porque me voy a dedicar a destripar, joder, chingar y refutar a un pinche charlatanazo y sus placebos de galactosa.
Verán ustedes, para comprender mi, mmm, activismo contra esta clase de escoria, primero habrán de conocer ciertos antecedentes míos:
Yo padezco una enfermedad, algunos me considerarán discapacitado, ese es su pedo, mis padres, como cualquier otro padre, han intentado por todos los medios posibles quitarmela, y "por todos los medios posibles" me refiero a TODOS, es decir, yo he consultado desde otoneurocirujanos renombrados hasta brujos y chamanes, no por voluntad propia desde luego, yo siempre he sido escéptico (ya otro día escribiré sobre mis antecedentes escépticos) pero cuando los jefes mandan, se chinga uno. En fin, yo jamás me curé por medio de algún remedio esotérico (SÍ, los homeópatas son unos pinches esotéricos) entonces me dí cuenta de que aunque no mejorara ni tantito, los pinches charlatanes siempre andaban diciendo que no, que era cuestión de tiempo, que tenía que seguir yendo, que tenía que tomar té de ajo, que le rezara mucho a un güey invisible, que si no iba terminaría peor, que no tenía fe, que ellos habían curado el cáncer, que tenía que probar cierto remedio mágico que ellos vendían, etc, etc, etc. Eso, desde luego que me encabronaba porque veía yo gente realmente necesitada en sus "consultorios", que jamás de los jamases se curó, a quienes fácil les sacaban como 350 o 400 pesos por "consulta", y eran personas que a leguas se les notaba su magra economía y por lo general eran los más fregados (por ejemplo: ancianos diabéticos con diálisis, casi ciegos y con algún miembro amputado en ocasiones), era una estampa digna de un pasaje de Dante... Como quiera, a mis padres les ganó el sentido común y dejaron de llevarme con esa clase de escoria. Hace 3 años me mudé a Aguascalientes, pero hace 3 años también empezé a notar una leve desmejoría en mi condición, el problema es que una desmejoría por muy leve que sea, puede significar un problema muy, pero muy, pero muy cabrón y eso terminó por asustar a mi madre. En este punto, mi madrina aprovechó para recomendarle a mi madre que me llevara con su homeópata de cabecera... Craso error, me llevaron, el tipo en cuestión tiene su casa y consultorio en uno de los mejores barrios de la ciudad, primero entré a la sala de espera, era muy austera, algo reducida con un sofá y un cuadro de algún santo que no identifiqué, ahora; el momento... Se abre lentamente la puerta que da al consultorio y sale un tipo con una bata blanca, un tipo de esos que parecen estar de relleno en este mundo, con facciones facilmente olvidables y complexión ídem; nos invita a pasar.
Mi madrina y la mejor amiga de mi madre (ambas clientes asiduos del pinche chanta) juraban y perjuraban que este güey curaba hasta lo incurable, ellas son solo un ejemplo de la situación general con la que me he topado en esta ciudad, otro ejemplo más: mi maestra de Química, excelente maestra, de esas que hasta te dan ganas de llorar cuando sabes que ya no te dará clases, ella me explicó el número de Avogrado de manera magistral, le explicó a un amigo mío la teoría del pH y el pOH con una facilidad sorprendente, uno esperaría que una persona así fuera capaz de aplicar sus conocimientos a la vida real, bueno, pues un día la veo llegar con las orejas igualitas a un colador y un frasco de chochitos blancos, la expresión de mi cara fue algo parecido a esto: o_O "pepepeeepe (suelo tartamudear a veces) pero mmmmaestra... ¿y eso?" ella me contestó que era su medicina porque padecía de no se qué y que si funcionaba, que era cuestión de fe, que blablabla, acto seguido hize gala de mi muy chingona memoria y la cité explicandome el número de Avogrado, después le recordé que las altas diluciones manejadas en la homeopatía eliminaban todo rastro del compuesto activo, y que por lo tanto solo se estaba atiborrando de chochitos de galactosa alcoholizados, en cuanto a la acupuntura le dije que los dolores de cabeza se curaban porque uno estaba más pendiente de que el pinche acupunturista no la fuera a regar con las agujas que del dolor en sí, su respuesta fue algo así como "nananananananaaa nunca sabemos David, nunca sabemos, ademas mi hija se curó de sabe que cosa con homeopatía, tardó muchísimo, pero se curó..." (shiales, ya se me olvidó que iba a poner después...) (ah, ya me acordé). Ese es uno de los ejemplos que más me aterran, ahora volvemos con el homeópata from hell.
Entramos a su "consultorio", la primera impresión que ofrece es de seriedad, tiene dos ventanales muy amplios que dan hacia los jardines de su casa, un escritorio que más parece sala de control del Enterprise que el escritorio de un médico, todas las paredes, excepto las que tienen los ventanales, están repletas de libros, esto suena muy bueno, digo, es un tipo serio, serio, no un pendejo cualquiera, pero al observar más detenidamente, se agolpan en mi mente algunas irregularidades bastante destacables: se supone que este güey es médico, entonces ¿porqué jodidos no tiene ni siquiera un estetoscopio, ni abatelenguas, ni ningún instrumento médico reconocible, ni una cama de esas donde auscultan y revisan a los pacientes? En sus libreros no tiene ni un solo ejemplar de anatomía humana básica o medicina general, au contraire, abundan los libros sobre la cábala, la colección completa de los Caballos de Troya de J. J. Benítez, una enciclopedia de homeopatía, varias revistas como "Enigmas", la biblia, catálogos de hierbas y remedios raros con títulos que parecen salidos de Harry Potter, un manual de numerología y demás porquería esotéricas New Age; a estas alturas ya estoy bastante alarmado pero no digo nada, la furia implacable de mi madre es algo digno de temer, en fin; mi mirada se posa sobre su escritorio (a cada rato espero que llame al Dr. Spock o algo así) y observo que tiene una computadora con un diseño muy chingón, pero que me parece más para impresionar a los incultos que para un uso práctico, sin embargo, observo que uno de los puertos seriales está ocupado por un periférico que en toda mi vil existencia jamás habia visto: un maletín plateado (como el que sale en pulp fiction), que adentro tenía un pedacito de acrílico blanco, un aparatejo extraño con varios hoyitos, algunos tubitos de ensayo que parecían ser marca "Mi Alegría", un costalito con un polvo blanco y una manguera como de 50 cm que de un extremo tenía un tubito de cobre y el otro extremo estaba conectado al aparatejo extraño.
El proceso fué el siguiente: me ofreció el tubito de cobre para que lo sujetara con todas mis fuerzas en mi mano derecha, mientras el trabajaba en la computadora y hacía preguntas sobre mi vida e historial médico (hasta e mail me pidió el muy cabrón), de vez en cuando agarraba una pizca del polvito blanco(invita una raya, ¡¡no seas puto!!) lo esparcía en el acrílico y frotaba como 10 segundos, otras veces, agarraba uno de los tubitos (que tenían un líquido transparente hasta la mitad) y lo metía en uno de los agujeros del pinche aparato raro, siempre haciendo preguntas, así como 20 minutos (ya no sentía la punta de mis dedos) finalmente lanzó su diagnóstico: otoesclerosis. ¡¡¡¡NO MAMAR!!!!! ni siquiera revisó mis oídos, apenas y si hizo preguntas de mi condición, no indagó sobre mis síntomas... Después nos contó que no, que el ha tenido un chinguero de pacientes con otoesclerosis y siempre, SIEMPRE, los ha podido curar, SIEMPRE, es más, incluso había curado a personas con cáncer en etapa terminal (WTF????) pero que tenía que seguir todas sus instrucciones si queria curarme, bueno... ¿qué tan grave podía ser? solo chochitos cada cierto tiempo y ya, ¿no? Pero ¡¡¡NO!!! ¡ni madres! tenía que dejar de comer menta, chocolate, queso, leche, reducir la carne roja al máximo, no comer limón, naranja, mandarina, cero alcohol, no coca cola, ni chile, salsa, crema, papitas, etc etc etc, y cada tres horas masomenos tomarme una medida de su mágico remedio: una botellita de agua Evian con tres pinches chochos diluidos... aaaaaah, aparte, en el desayuno tenía que tomar una dosis de un producto llamado "Lebasi" que se autodenomina "producto suizo de alta calidad" una especie de concentrado de sólidos de la leche (de vacas suizas, por supuesto) y, curiosamente, el era proveedor oficial... claro, claro, yo ya estaba así de "no mames cabrón, seguro que ni sabes que es la otoesclerosis, eso lo viste en el interné mientras me tenías acá de pendejo..."
Cabe destacar que esa solo fué la consulta introductoria, es decir, apenas iba a comenzar mi tratamiento, y apenas me había aceptado como paciente, y por ser chido, solo me iba a cobrar 300 pesos de los tradicionales 400, más su remedio mágico y su producto exótico, pero todas las consultas sucesivas serían en serio, que entonces ya me iba a dar el medicamento bueno, que este solo era para prepararme... nunca volví.
Mi abuela se sentía muy mal, los médicos no le detectaban nada, y se sospechaba que era algo psicosomático, mi madrina propuso llevarla con el güey ese, que porque según a ella le había detectado una miríada de alergias y desde entonces se sentía mejor, órale pues, se la traen, va a consulta... lo mismo: el pinche tubito, el agüita Evian, el producto exótico, el precio bara bara, no comer nada que sepa bien, etc etc (yo estaba deacuerdo con que la llevaran, ya saben, efecto placebo...). Dos días después, mi abuela falleció... Mi padre entonces le dijo a mi madrina: "Si tan chingón era, ¿cómo no se dió cuenta de que mi mamá se iba a morir dos dias después?" Sobra decir que no le contestó.
Actualmente, mi madre y yo hemos sostenido varias discusiones con mi madrina y su mejor amiga. La mejor amiga de mi madre le dijo que su deificado charlatán detectaba el SIDA y el cáncer cervicouterino, y encima, ¡¡¡¡los curaba!!!! La respuesta de mi madre no se hizo esperar, "AAY mana, no friegues, ¿y dónde te pone el tubito?" jejeje , mi querida amá... Mi madrina es harina de otro costal, a sus hijos los tiene en régimen homeopático, mi prima está enferma de la garganta desde hace como un mes, el agüita nomás no jala "pero esque es alérgica a la lactosa", Ay!, no me chinguen, ¿¿¿eso qué??? Pues resulta que el pendejo este les vende su leche especial... con razón TODA la familia es alérgica a la lactosa... lo cual se me hace extraño, porque, desde que los conozco los he visto tomando leche y quesos, sin enfermarse por eso, ¿entonces?
Yo padezco hipoacusia media bilateral provocada por ingestión de garamicina a muy temprana edad, mis últimos estudios revelaron que eran mis pinches neuronas las que hacían parecer que estaba mas jodido de lo normal (ya sé, estoy loco, pero valgo oro). Mi madrina es alérgica a los ácaros de perro y al polvo, no sé porque se empeña en decir que es alérgica hasta a ella misma...
Me resulta claramente enojoso todo este asunto, porque aquí, sin apelar a nada más que al sentido común y conocimientos básicos de la Química he demostrado que ese tipo es un pinche charlatán, pero por la ignorancia de sus pacientes está podrido en cueros de rana y ellos más jodidos...
Éste país tiene una excelente habilidad para cavar cuando ya hemos caído a lo mas hondo posible, pinches ignorantes...
En fin, con este post inauguro una serie de publicaciones escépticas que de vez en cuando postearé, ¡Espéralos en la tiendita de tu esquina!