Intento Intelectualoide

Frikez híbrida, desdeñada y otras cosas estúpidas (Pequeño espacio reservado para toda clase de engendros paranoides e intelectualoides que generen mis chilangas neuronas, con suerte se hallará algo coherente, no lo garantizo).

20060725

Desafío

Si consideramos el hecho de que tengo pinchemil trabajo esta semana para lograr una calificación medio decente en la ESI AMLAT 2006, mis deseos de publicar un post decente se han ido al traste, nomás no me puedo concentrar.

Y le quería dedicar "Wish You Were Here" a alguien que no era Syd (tú sabes quien eres) y rumiarle mi desgracia más reciente; así mismo, quería postear sobre la insoportable levedad del ser, la inmortalidad del cangrejo y lo difícil que es dar con un buen tema para postear y los obstáculos que mi reducida cultura me impone a la hora de desarrollarlo.

Siendo esto, en vez de caer en el bajo y banal recurso de seleccionar un tema predefinido y fusilarme el estilo de algún blogger con más inventiva e iniciativa que yo, les propongo un desafío mental. Aunque sé que apenas lograré unos, no sé ¿3? comentarios de respuesta.

Me encontraba hoy degustando con ánimo de sibarita unos deliciosos platos de pozole que tuvo a bien preparar mi señora madre. De pronto recordé mis planes de salir del país en cuanto terminara la licenciatura, incluso antes. El pozole me recordó que solo es posible hallarlo en México. ¿Cómo explicarle a un británico que es el pozole, de manera que entienda su esencia y no lo confunda con una vulgar sopa aguada? ¿A un gringo? ¿Un francés?

Y no viene al cuento, pero, ¿Cómo explicar lo que es el tamarindo a un canadiense, aleman o sueco?

La duda me carcome y no descansaré hasta resolverla. Como sé que ustedes, inexistentes lectores, son un pan de Dios y rivalizan con las hermanitas de la caridad, les exhorto a resolverme tan apremiante cuestionamiento y les aseguro que pensaré en ustedes cuando lleve a cabo mis planes de dominio mundial.

He dicho.

20060711

Shine on you crazy diamond.

I couldn't believe that.

Rest in peace, Syd.

20060707

Such a long story.

Bueno, ni tan larga. Son más o menos 17 años resumidos en un típico post de madrugada.

Todo comenzó un día en el que el sol se apagó, los perros ladraron, las flores se marchitaron y el mar se tiñó de sangre. Eso hubiera deseado mucha gente, pero no: rayaba el medio día y el sol era inclemente, aquel día nací yo.

¿Qué podría decir yo de mis primeros años? Solo recuerdo que jugaba en mi corral, me valían las pelotas, iba a la escuela (empezé a los 2 años), era berrinchudo, tragón y todo me valía.

Mis padres recuerdan que yo era capaz de escuchar las llaves justo antes de que se abriera una puerta y que aprendí a hablar muy pronto. A los tres años ya no oía bien. Azares del destino, diría un intelectualoide venido a bien.

Mi madre era católica, ERA, y medianamente religiosa. Nunca estuve seguro de las inclinaciones religiosas de mi padre. Yo comencé a ser educado como católico, solito me hice devoto y a los 8 años leí la biblia.

Cuando crecí, mis problemas auditivos me acarreaban cada vez más problemas y mi madre y yo comenzamos la búsqueda del antídoto. A los 7 años, si mal no recuerdo, me indicaron el uso de aparatos auditivos auxiliares. Eran de tipo curveta, parecía salido de alguna película de ficción setentera. Los niños de la escuela jodían mucho. Mi reputación de escuincle agresivo sentaba sus bases por aquel entonces.

Me apasionaba la historia más que nada, la lectura (cuando me bañaba me quedaba leyendo la etiqueta del shampoo) y también la oratoria.

¿Cómo me hice escéptico y ateo? No sé, muchas veces me lo he preguntado, supongo que fué una evolución natural de mi carácter, nunca acepté la mierda de nadie y pedía una justificación y comprobación para todo. La ciencia siempre me interesó, pero realmente no la comprendía.

Quizá fué al comprobar que ningún remedio exótico servía para curar mis oídos o cuando me gané el rencor de mis maestras de religión debido a mis cuestionamientos, a menudo antidogmáticos, en la época en que estudiaba en el Colegio del Tepeyac.

Recuerdo bien un episodio que me marcó:

Un día estaba leyendo Reader's Digest. Por aquel entonces ya conocía la teoría de la evolución y la veía perfectamente coherente, me fascinaba el mundo científico y de manera natural aplicaba sus métodos. En la revista había un artículo sobre la lucha de una madre preocupada de Kansas, quien se horrorizó al ver que su hijita había contestado en su examen de biología una respuesta contraria a su doctrina. El resultado fué que se prohibió la enseñanza de la evolución en aquel pueblucho perdido y la maestra de la cría fue despedida. Me horrorizé, yo era religioso pero comprendía perfectamente bien los límites de cada campo, sin embargo, comenzé a cuestionarme. Tenía 9 años.

Mi madre también comenzaba a cuestionar la religión, ¿Por qué acatar los ordenamientos del clero y un libro aunque fuesen contrarios a la palabra de Dios o el sentido común? Ambos comenzamos a rechazar las ideas religiosas en general, más no la hipótesis de alguna fuerza superior resumida en la figura de un dios. Yo llegué más lejos todavía por razones que aún no pienso publicar.

Pero ya entonces rechazaba la idea de un mundo metafísico, sobrenatural. A todo le podía hallar una respuesta.

Fué en mis ultimos años que me volví escéptico a full. Me ilustré en historia, antropología, filosofía y ciencias naturales, por fin comprendía el funcionamiento de la ciencia, mis dudas sobre ellas habían quedado saldadas y aprendí a aplicar el escepticismo de manera formal. Me daban asco y risa todas las idioteces que salían en la televisión sobre los fantasmas, los ovnis y las curas mágicas. Pero pronto cejé en mi intento de cambiar el mundo, le creen más a un idiota iletrado pero famoso que a un mozalbete de 17 años. Si yo pude solo, ¿Por qué los demás no? Y cabe destacar que yo vivía pegado a la televisión, aunque no veia canales de manufactura nacional: Requería de subtítulos, entonces vivía mirando películas extranjeras o de habla no hispana.

Bueno, esa es mi historia resumida, aún no me queda claro el por qué de mi escepticismo, ¿Ustedes (los escépticos) por qué son escépticos? ¿Los creyentes, por qué no se cuestionan?

Tengo sueño. Un día escribiré algo bueno e interesante.

20060705

No, no mamar, no mamar, en serio...

En la sobriedad del medio día, me hallaba yo feliz atiborrando mi insigne cabezota con las ponderadas letras de Sus Satánicas Majestades, The Rolling Stones. Todo transcurría con una calma cansina a mi alrededor, las fronteras de mi mundo personal se expandían de alguna manera gracias a mis audífonos... ¡Oh, era todo felicidad!

Revisaba el periódico, la versión online de El Universal, tan solo por ocio. Consultar el periódico es un ejercicio intelectual que nos confiere el poder de decidir si mandar o no a la chingada a este país. Hoy decidí mandarlo todavía más lejos.

¿Qué persona ilustrada no se pondría feliz al leer "Mexicana inventora gana premio"? Los tecnólogos mexicanos rara vez nos enorgullecen, pero cuando lo hacen, lo hacen bien.

¡Oh, lá lá! El aire huele a flores, los pajaros cantan (aunque no los escucho), el sol birlla y los niños ríen. Una compatriota mía logró merecido un premio en un área científica. Perfecto. Albricias.

"¿Qué premio? ¿Dónde? ¿Por qué?" Son las dudas que me asaltaron de manera intempestiva. Mis impulsos primarios me condujeron a dar un click. He aquí la noticia.

Al menos la llamaron inventora y no científica. Que chinguen a su cola.

20060702

Nada que hacer.

No tengo nada, pero nada que hacer. El vodka y la pizza que me comí ya perdieron su atractivo, no tengo a una chica al lado con quien practicar guiones indecorosos y estoy aburrido.

Esta parece ser una noche de sábado; o madrugada del domingo, a nadie le importa; condenada al ostracismo por artificio de la ley seca. ¿Qué tienen los del Instituto Electoral contra los bebrajes alcohólicos? La beodez es un estado místico que el mexicano requiere para realizar decisiones que no desea realizar. ¿Quién querría decidir entre un simio mesiánico y un monaguillo tan manipulable como lo es el abanderado de la diestra? Tan solo un hombre en estado de embriaguez tendría el suficiente valor para hacerlo si de aquello dependiese el futuro de tanta gente.

Pero me vale, me vale madre, me paso su ley seca por el forro de mi pijama (porque en estos momentos traigo una pijama) y me entrego al placer etílico de cierta bebida espirituosa originaria del norte europeo. Entonces me aqueja una gran cuestión: ¡¿Por qué endemoniada razón hay gente que se empeña en zamparse las pizzas con tenedor y cuchillo?! Puta, estoy seguro de que ni en Nápoles lo hacen, es como poner a un mexicano a comer tacos con cuchara y tomar tequila en tacitas de té.

Por mi casa hay una pizzería así, "Alferno's" se llama, el epítome del snobismo. Te entregan tu rebanada de pizza en un plato de porcelana, a mi parecer de plástico de traka-trakas pintado, y un par de cubiertos. La pizza se parece a la comida de aparador de los restaurants comunes: aunque cruda, se ve deliciosa por la cantidad y combinación de los ingredientes. Tan solo el queso está cocinado, entonces da igual si es jamón o chorizo lo que degustas, te sabe a lo mismo. Por eso las odio, y mi madre se empeña en pedirlas ahí, pero al menos con el calor del carro (porque hacen las entregas en un carro) se llegan a cocinar, entonces no hay pedo.

Pero aún así, ¿Por qué se tragan así las pizzas? El otro día, un argentino me presumía que las mejores pizzas del mundo son las argentinas, no sé porqué, del continente americano le doy el beneficio de la duda aunque no creo que superen a las de Chicago; sin embargo, en el mundo no puede haber mejores pizzas que las italianas, es como asegurar que la mejor rata rostizada es la de Argentina, y todos sabemos que son las de China sin lugar a dudas. Supongo entonces que los argentinos le dan mas caché a sus pizzas porque se las comen con chimichurri, cubiertos y el meñique parado.

Pink Floyd me inspira. Aunque no se note.